Todos los que amamos el Festival de Eurovisión tenemos en nuestra memoria la sintonía del Festival. Pero nos preguntamos el origen de dicha melodía que nos acompaña desde 1956.
Pues bien, la obra es una antigua pieza religiosa compuesta a finales del siglo XVII por el francés Marc-Antoine Charpentier, que se titula Te Deum.
El tema fue compuesto para celebrar un triunfo bélico del ejército francés en la batalla de Steinkerque durante la Guerra de los nueve años.
No hay constancia de que se tocara en ninguna otra ocasión. Tras la muerte del compositor la obra pasó a sus sobrinos que en el siglo XVIII la donaron al fondo de archivo de la Biblioteca Nacional de Francia. Allí quedaron olvidadas durante largo tiempo.
Fue el sacerdote belga Carl de Nys el que las encontró en 1953 y las sacó a la luz en los diferentes espacios de radio y televisión en los que participaba.
Un año después, la UER empezó a utilizar el preludio para las conexiones entre las diferentes cadenas. Aunque ahora todo el mundo lo identifica con la sintonía del Festival de Eurovisión, su historia es otra.
El resto del Te Deum de Charpentier es prácticamente desconocido para el gran público. Pero esta primera parte se ha convertido en uno de los más conocidos fragmentos de música religiosa barroca de todos los tiempos.
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